De mitos y realidades a magia y
deidades.
Se pueden dividir las fuentes de la antigua Grecia
en tres grandes categorías. La primera está asociada con la poesía épica de Homero,
la segunda con el período helenístico —a saber, los tres siglos anteriores al
nacimiento de Cristo— y la tercera con el imperio romano —una era de
considerable sincretismo y diversidad mágica.
La primera fuente está asociada al Libro 10
de la Odisea de Homero (finales del siglo VIII a. C.): Odiseo,
al volver de la guerra de Troya, se encuentra con Circe, una hermosa hechicera
que vive en la isla de Ea. Hija del dios sol Helios y Persea, y desterrada a Ea
después de asesinar a su marido, era famosa por su conocimiento de las hierbas
mágicas y venenosas, y también es capaz de predecir el futuro. Pero aunque
Circe podía transformar a los compañeros de Odiseo en cerdos, no tenía poder
sobre Odiseo mismo porque él estaba protegido por una hierba mágica
llamada moly, proporcionada por Hermes. Sin embargo, Odiseo
fue seducido por los encantos de Circe, quien le dio un hijo. En el Libro 11 de
la Odisea, Odiseo sigue las instrucciones mágicas de Circe:
cava una zanja y realiza una ofrenda de miel, leche, agua y vino a los
muertos. Sacrifica a dos corderos negros y recoge su sangre en la zanja,
lo que atrae a los fantasmas de los muertos. Cuando la beben, pueden, por un
corto tiempo, comunicarse con los vivos.
En el siglo VI a. C, se encuentran referencias a magoi, o milagreros, famosos por sus poderes mágicos. Uno de ellos era un personaje histórico: el matemático y metafísico Pitágoras. Otro de ellos era Orfeo, una especie de chamán tardío cuyos orígenes míticos preceden a este período pero que inspiraron los misterios órneos, un culto que floreció en el siglo VI a.C, Orfeo era representado en leyendas y poemas, así como en pinturas sobre vasijas, como un músico que tocaba un lira que Apolo le había dado. Sus canciones eran tan encantadoras que los ríos dejaban de fluir y los animales salvajes estaban en paz entre ellos; de hecho, toda la naturaleza estaba encantada por él. No hay manera de saber si Orfeo estaba basado en un personaje histórico, pero según la leyenda griega, se le describe como el hijo de Apolo y Caliope (la musa de la poesía épica). Al igual que un chamán en un viaje espiritual, Orfeo se aventuró en el mundo subterráneo para recuperar a su amada esposa Eurídice. Emocionado por su triste canción, Hades, señor del mundo subterráneo, accedió a que volviera con Orfeo siempre y cuando él no mirara hacia ella durante su viaje. Orfeo incumplió este requisito y la perdió para siempre. Según la leyenda, Orfeo fue desmembrado por las mujeres en una bacanal frenética y su cabeza fue arrojada al río Hebro, pero Zeus colocó su lira en el cielo. Los iniciados órficos confirmaban la naturaleza divina del alma humana y creían que la liberación espiritual podía lograrse por medio de prácticas ascéticas y ritos de purificación.
En conclusión podemos hablar de la historia magia antes y después de Grecia. Antes, el hombre es un mero siervo de los dioses, no tiene posibilidad alguna de escapar a ese destino, ya que este consiste en servirlos y después morir. Con el pensamiento griego, esto cambia y aparece la figura de Héroe que es capaz, gracias a su esfuerzo de moldear su destino y convertirse en un Dios. Entre los héroes más famosos tenemos a Heracles (fuego), Odiseo (agua), Perseo (aire) y Teseo (tierra).
Con Grecia encontramos además:
1.
Traducciones de textos mágicos egipcios, caldeos y
hebreos al griego entre el 300 a.C. Y el 150 a.C. Esto es fundamental ya que es
la herencia o el hilo conductor de la tradición mágica.
2.
Entre estos textos mágicos podemos encontrar: los misterios de Eleusis, el Orfismo, el misterio de Dionisius y el vino. Además de personajes como los oráculos.
3.
El concepto de los cuatro elementos que conforman todo
lo creado; fuego, agua, aire y tierra y de estos cuatro el más importante es el
aire que equivalía para ellos lo que para nosotros es el quinto elemento, el
espíritu.
4.
Los dioses son los mismos que en las culturas
anteriores, pero mucho más refinados y civilizados.